27 feb 2011

Sobre "carta a una señorita en parís" de Cortázar


"En cuanto a mí, del diez al once hay como un hueco insuperable." J. C.

Pasan, se apeltronan, se reduplimen. Los conejos, como los días, se multiplican horrorosamente, suben hasta el cuello, se asoman al desván; asaltan el día con sus saltos largos y precisos.
Se agazapan, muerde, husmean. Los conejitos graciosamente se extienden en la alfombra, sorprenden la biblioteca; acosan espaldas de parejas unidas por el tedio
Terminan por desbordarse, acaban vertiéndose en todos y ahogan con sus hedores. Ellos son quienes apuran el veneno de la copa, la bala que se aloja en la cabeza, la decisión de lanzarse por las azoteas: el último gesto del vencido.

Fauno, perplejo animal.

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