12 sept 2017

Leandro Díaz

Cuando viejo, le preguntaron a Leandro Díaz qué pensaba sobre su ceguera y este respondió: “Yo no le puedo negar que he sufrido de tristeza. Hace muchos años me pregunté ¿para qué me tiene Dios aquí en la tierra si no puedo ver? Pues para componer. Y si Dios no me puso ojos en la cara, fue porque se demoró lo suficiente colocándolos dentro de mí. Desde entonces, todo lo que describo en mis canciones lo veo así: con los ojos del alma.”
Él, que no veía, había escrito en su juventud: “cuando Matilde camina hasta sonríe la sabana”. 
Como con los griegos, nuestro más grande poeta nació ciego y no tuvo par en eso de ver los asuntos íntimos de todas las cosas.